martes, 20 de febrero de 2018

Juan Eduardo Barrios: ¡Ni Olvido ni Perdón!


lunes, 6 de diciembre de 2010

Juan Eduardo Barrios: ¡Ni Olvido ni Perdón!




Jorge Fernández Zicavo

06.12.1977. Monte Chingolo, Lanús, Prov. de Buenos Aires.

Un auto se detuvo frente a la sucursal del Banco de la Provincia en calle Caaguazú 3356. La montonera Estela Inés Oesterheld ('Marcela') se asomó por la ventana con un subfusil y disparó una ráfaga al Cabo 1º Herculano Ojeda, de custodia en la puerta. Luego bajó, le quitó la pistola y la UZI, derramó una lata de nafta sobre su cuerpo y le prendió fuego ante las miradas horrorizadas de los peatones, entre ellos una señora con su hijito de 3 años comprando un helado en un kiosko. La terrorista subió al coche conducido por su marido y montonero Raúl Oscar Mórtola ('el vasco') y disparó otra ráfaga que hirió a dos peatones y mató al niño con un balazo en el estómago.
 
En la Argentina de los setenta cosas de este tipo sucedían a diario. Un chiquito de tres años agonizando, su madre dando alaridos, el cuerpo del policía (aún vivo) ardiendo. Mucha gente cuerpo a tierra y dos peatones gravemente heridos: Ramón Echeverría y Carlos Ravazzani.
El chiquito asesinado se llamaba Juan Eduardo Barrios. Su padre era un obrero metalúrgico que después de trabajar en la fábrica hacía changas para aumentar el salario. Juancito era el único hijo, y el mundo se les vino encima sin que ninguna Asociación derecho-humanista les visitara. Juancito era un daño colateral de la justa lucha armada por el socialismo. Uno más entre cientos de muertos y heridos anónimos que la historia políticamente correcta, es decir, la escrita por la izquierda, no incluye en su perversa Memoria o Relato.
Resulta sarcástico, una broma macabra ilustradora de la inmoralidad y cinismo de la izquierda, que la Liga Argentina por los Derechos del Hombre fuera un aparato del Partido Comunista; representante de la ideología más totalitaria y genocida de la historia universal que, además, en el IV Congreso de la III Internacional Comunista celebrado en Moscú en 1922 repudió a la masonería y... a la Liga de los Derechos Humanos. Asimismo, conviene recordar que la Liga del PC argentino fue fundada en 1937, el año en que Stalin desató el Gran Terror en la URSS.
Montoneros reivindicó la operación. Seguramente, esa noche la 'joven idealista' durmió satisfecha por cumplir con su deber revolucionario. Y es probable que sus jefes la ascendieran por "ejecutar a un enemigo y recuperar armas para el pueblo', pues era lo habitual en los desarmes de policías en 'paradas' o custodias.
"Lástima lo del pibito... pero así es la guerra contra el imperialismo, ¿viste?"
Fue un 6 de diciembre de 1977, un día tan anónimo para la historia, como la muerte de este chiquito inaprensible, desaparecido de la vida. Porque no pudo Ser, no dejó una biografía, ni una placa en un Memorial, ni una plaza a su nombre. Sólo un rostro que la mala calidad de la fotografía torna fantasmagórico.


Isaac Barrios, padre de Juancito
En la Argentina actual, terroristas como la Oesterheld son ministras, embajadoras, juezas, intendentes y activistas del CELS o Amnistía Internacional. Y si fueron ejecutadas, seguro que tienen una calle a su nombre, y madres que se pasean los jueves por Plaza de Mayo con un pañal en la cabeza y 224.000 dólares en el bolsillo. Con un poco de suerte, hasta puede que a sus "hijitos" e "hijitas" les dediquen una película apologética, como a Norma Arrostito.
Para Juancito y otros niños asesinados por sus cachorros terroristas, las comediantas Madres de Plaza de Mayo que justifican y aplauden sus crímenes de Lesa Humanidad nunca gritarán ¡Ni Olvido ni Perdón. Juicio y Castigo a los culpables!

Ocho días después, el 14 de diciembre de 1977, los dos asesinos de Juancito y el Cabo 1º Herculano Ojeda fueron localizados por las fuerzas del Estado en Longchamps, Provincia de Buenos Aires. Raúl Mórtola logró escapar herido del tiroteo, pero murió a las pocas cuadras. La Oesterheld fue capturada una hora después al llegar a la casa. La sacaron a la calle, la pusieron contra una pared y la fusilaron.
Anteriormente, ya habían corrido igual suerte sus otras hermanas: Beatriz Marta (05.76), Diana Irene (08.76), Marina (11.76) y su padre Héctor en abril de 1977. Todos ellos terroristas montoneros. El Estado indemnizó a la viuda y madre con 1.120.000 dólares, y sus nombres son honrados en el Parque de la Memoria como "desaparecidos" por lo que llaman...... ¡terrorismo de Estado!
En su deshonesta y disparatada recopilación elegíaca de terroristas montoneros ejecutados o muertos en combate, Roberto Baschetti escribió esta esperpéntica nota: Estela Inés Oesterheld (alias “Marcela” y “Mónica” secuestrada-desaparecida en la zona suroeste del Gran Buenos Aires (Longchamps), a la edad de 25 años, el 14 de diciembre de 1977. Mataron a su marido “El Vasco” Mórtola. Ella toma la pastilla y también muere).
Así escriben el Relato kirchner-montonero sus bien pagados mercenarios: este sociólogo con pretensiones de historiador no reparó en el disparate: ¿en qué quedamos? ... ¿se suicidó o fue secuestrada-desaparecida?

62º Fería del Libro de Frankfurt, octubre 2010. La actual Presidenta y ex montonera Cristina Fernández de Kirchner cede el micrófono a la viuda Elsa Sánchez de Oesterheld, quien pidió no bajar la guardia en la defensa de... los Derechos Humanos.
En la primera fila aplaudían el terrorista Juan Gelman (Teniente del Ejército Montonero y Secretario de Prensa del Consejo Superior del Movimiento Peronista Montonero), y el farsante "indigenista" Osvaldo Bayer.
La apología oficial del terrorismo, que no cesa: para el 11 de diciembre de 2010 está prevista la presentación de un libro-homenaje al autor de comics y terrorista montonero, Héctor Oesterheld, en la Asociación Cultural marxista La Dársena, ciudad de Buenos Aires. El libro ha sido editado por la Universidad Nacional de Córdoba, es decir, por el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.